lunes, 2 de agosto de 2010

La Gastritis

Definición de la gastritis


Dr. Lorenzo Orellana Luna.- La gastritis consiste en una inflamación del estómago. La gastritis es un problema que está afectando a muchas personas y debe ser tratado correctamente.

Es una trastorno del estómago cuyos síntomas más habituales son ardor o acidez, falta de apetito, pesadez y sensación de estar siempre lleno. La gastritis suele producirse después de infecciones, períodos de mucho estrés, excesos dietéticos o tóxicos (café, alcohol, tabaco, medicamentos, etc.)

El dolor suele empeorar después de las comidas.

La gastritis puede ser aguda (hay un exceso de ácidos gástricos) o crónica (hay falta de jugos gástricos o hipoclorhidria por el agotamiento de las glándulas secretoras)
Interpretación Emocional de la gastritis

Estamos tan irritados que por dentro tenemos fuego. No digerimos determinadas situaciones eso nos enciende.
Emoción positiva para la gastritis

Expreso mi opinión respecto a cualquier tema de una forma tranquila pero sin guardarme nada. Intentaré no acumular emociones que sólo me perjudican a mi.
Fitoterapia para la gastritis

El Aloe Vera o Sábila es una de las plantas que mejor cuida todas las mucosas digestivas. Observar que tal nos sienta tomar una cucharada sopera de Aloe con un par de dedos de agua antes de cada comida.

En gastritis agudas además del Aloe nos puede ayudar el Regaliz (cuidado los hipertensos), Llantén, Hierba luisa, Raíz de malvavisco y la Menta.

En gastritis crónicas (cuando nos falte ácido gástrico) podemos tomar hierbas como la Manzanilla Amarga, Anís verde, corteza de Naranja amarga, Milenrama y Melisa.
Nutrición para la gastritis

Deberemos eliminar de nuestra dieta, para ambos tipos de gastritis, aquellos alimentos irritantes para la mucosa de nuestro estómago (café, tabaco, alcohol, alimentos con harina blanca y carnes rojas)

En la gastritis aguda el exceso de ácido mejora con el ayuno. Lo ideal sería, en casos severos, que el primer día sólo tomásemos infusiones de plantas medicinales. El segundo ya podríamos tomar zumos de frutas no ácidos (uva y sobre todo de patata) y el tercero ya podríamos comenzar con cremas de verduras y compota de manzana. Progresivamente iríamos introduciendo los demás alimentos.
Durante una temporadita tomar un par de dedos de zumo de patata (añadir un poco de agua si no toleramos el sabor) antes de las comidas nos será de gran alivio.

En la gastritis crónica hemos de aportar con la dieta un poco de ácido saludable como frutas ácidas (al principio tomar muy poca y si son zumos mejor un poco diluidos), cereales integrales, suero de leche (se usa como si fuera vinagre sobre las ensaladas o tomando una cucharadita con un poco de agua después de las comidas), jugos de verduras, levadura de cerveza y un poco de choucrout, pickles o encurtidos.
La canela y el jengibre son dos condimentos que también nos beneficiarán.
Otros consejos para la gastritis

En las gastritis agudas suele ser de gran ayuda tomar en ayunas una cucharadita, de las de postre, de arcilla diluida en medio vaso de agua.

Masticar adecuadamente es imprescindible ya que hemos de recordar que la digestión empieza en la boca gracias a la saliva. Comer deprisa será sin duda nuestro peor enemigo.

Cualquier cosa que disminuya nuestro estrés será bienvenida (masajes, hobbies, pasear, leer un libro agradable, etc.)

Es muy importante intentar, cada vez que empeoremos, tratar de relacionarlo con que alimentos hemos tomado o que circunstancia ha pasado (nervios, comer rápido, algún medicamento, etc.)
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

CONSEJOS PARA LOS PADRES AL VISITAR AL PEDIATRA


Dr. Lorenzo Orellana Luna.- Niños que lo pasan mal La visita al pediatra suele ser un drama tanto para los niños como para los padres pues estos no saben que hacer para calmarles y evitar que lo pasen mal.

Los niños, desde recién nacidos deben acudir a la visita al pediatra. Una visita que no suele ser en absoluto de su agrado.

Durante la visita al pediatra, tanto el bebé como el niño o la niña (a partir del año) suele llorar pues es su manera de expresar que siente miedo, inseguridad. Los padres viven este llanto con angustia pues no saben cómo aliviar su susto, ni cómo hacer para que colabore con el pediatra.

Es una situación estresante para todos pero quien lo pasa peor es el pequeño paciente.

¿Qué se suele hacer cuando se acude con el bebé, niño, niña a la visita al pediatra?

Antes de la consulta, si son bebés no se les suele explicar nada pues parece que como son tan pequeños no les va a servir de nada. Si ya tienen más de un año, tampoco se les explica nada, pero sí se les suele pedir (y repetir varias veces) que se tienen que portar bien.

Dentro de la consulta, cuando el bebé o niño se pone a llorar los adultos de alrededor suelen decirle "tranquilo no ha pasado nada, no es para tanto, ya está, ¿a que no ha sido tan malo?, etc." Pero estas expresiones que buscan que se le olvide rápidamente de lo que acaba de pasar y, por tanto, deje pronto de llorar no le suelen consolar. No le consuelan porque no atienden a lo que está sintiendo en esos momentos.

El bebé o niño siente: ¿Cómo que no ha pasado nada? Sí ha pasado, me han clavado una aguja mientras mamá y una extraña me apretaban el brazo fuertemente, me ha dolido muchísimo y encima me dicen que no ha pasado nada! ¿Y qué pasa con el dolor que siento, con el susto que llevo encima?

Como el niño no ha encontrado consuelo, suele ir a la siguiente visita al pediatra ya con temor y su conducta suele abochornar a sus padres y molestar al pediatra que acaba por tildarlo por niño consentido.

¿Qué hacer para que se vaya sintiendo mejor con el pediatra?

La clave está en la actitud y respuesta de los padres, pues son el mejor maestro para sus hijos. Una actitud de compresión y respeto por su emoción (el susto, miedo), además de estar a su lado transmitiéndole seguridad y confianza.

¿Cómo se puede ir transmitiendo este aprendizaje?

1 - Desde la primera visita al pediatra, osea de recién nacido, hasta que consideres necesario (1 a 3 años...) le explicas con tranquilidad y buscando su atención "ahora te va mirar tu pediatra. Yo voy a estar siempre a tu lado. Tu pediatra es un doctor muy simpático que sabe muchas cosas, cosas que siempre curan y son muy buenas para ti".

2 - Y durante la consulta, en el momento de llanto le pones tus manos con seguridad y al oído les vas diciendo "ya sé que no te gusta pero yo estoy a tu lado. Lo que te hace tu doctor es bueno y cura. Eres un o una valiente".

3 - Y si al salir sigue llorando, le sigues expresando que comprendes su miedo, susto; que estás a su lado y que es valiente. Con esta actitud de mimo el dolor no desaparece pero se vuelve menos intenso al encontrar consuelo y amor.

Además con esta actitud le estarás enseñando que se puede tener miedo y ser fuerte; estar asustado y ser valiente. Una buena base sobre la que crecer ¿No crees?